La mañana despierta a los caballos.
Lo bello sopla un ciempiés.
Es la hora de la furia
del espíritu y el metal.
En el hogar,
ahora
los extranjeros levantan ídolos de oro.
Y crean los ejércitos
de cañones y fusiles y soldados sin ancestros.
Que matan a la distancia.
Pero tú eres guerrero.
Eres samurai.
Eres el que venera al Emperador,
dios en la tierra.
Eres el que honra al enemigo
al atravesar sus entrañas.
Cara a cara.