Iaido “la calma en acción”
Es
bien sabido que la práctica de artes marciales proporciona muhas
herramientas para defenderse en
situaciones de riesgo o peligro como destreza, agilidad y resistencia corporal,
fuerza muscular, articular, y de huesos, concentración, agudeza de los
sentidos, mejora de la respiración, autoestima, disciplina, control mental,
despierta la conciencia y la curiosidad, mejora habilidades internas y
externas, entre otros tantas, Pero, ¿que
nos puede enseñar el manejo de un sable propiamente dicho?
Hoy
en día, en un mundo bastante alejado de la época de los samurái donde portar
una espada era indispensable para la propia supervivencia, y la protección al
emperador, es normal que se ponga en duda su utilidad y practicidad.
Para
proteger la propia vida y más aun la vida de otros y conquistar plenamente todo
lo mencionado antes es necesario aprender
a cortar con todo aquello que nos limite, detenga y nos engañe como los prejuicios, miedos y
pequeños traumas que vamos aprendiendo y acumulando durante la vida.
Esto
se logra apuntando a la ya muy escuchada pero poco entendida unión armónica de
la mente, el cuerpo y el espíritu, para actuar de la manera correcta, o de lo
contrario en el momento de tomar una decisión o tener que actuar de inmediato
sin mucho pensamiento previo nuestros deseos podrían querer una cosa y nuestra
mente otra haciendo que caigamos en la duda o indecisión perdiendo valioso
tiempo.
Esta
condición interna cuya conquista se expresa en un estado de auto dominio
conservando la serenidad, el control de las emociones y los impulsos, es un
estado de alerta constante, es el adaptarse instantáneamente a lo inmediato e
imprevisto, anticiparse en la propia defensa, es la disponibilidad, es actuar
con movimientos rápidos y precisos y por lo tanto acertados según momento y
circunstancia.
La
búsqueda y el ejercicio de esa condición debe ser completa, es decir una
búsqueda en todo momento y lugar, y con todas las personas, pues no vale nada
actuar de una forma ante unas personas y de otra con otras. Si se quiere ser un
guerrero de verdad ha de serse por completo, en combate externo con un otro y en
combate interno con nuestros propios defectos.
Una
muestra de esto es el código del Bushido que representa a la moral: principios
que hacen al honor, el respeto y la recta acción expresándose esta filosofía
atemporal en todas las dimensiones haciendo de la vida una existencia digna.
Esto
es lo que desarrolla Específicamente el Iaido, el tomar decisiones justas, en
momentos oportunos es practicar la recta acción en nuestro paso por la vida,
como un corte perfecto, o como el camino
de la flecha veloz que al apuntar ya ha conquistado su meta, desde antes de
iniciar su vuelo.